La mina

Entrada a la mina.
¿Conocéis el dicho "llevar hierro a Bilbao"?  A finales del siglo XIX a un británico se le ocurrió un gran negocio: proyectar un ferrocarril que llevase carbón y hierro desde la sierra de la Demanda hacia el norte. Evidentemente, el negocio fue un fracaso absoluto aunque, gracias al empecinamiento de este súbdito de la Reina Victoria, hoy contamos con los archiconocidos yacimientos de la Sierra de Atapuerca y con la Vía Verde que une Arlanzón con Monterrubio de la Demanda.


¿Y qué tiene que ver esto con Piedrahita? Aquí comienza la breve historia de su mina de carbón.
Sondeando en los aledaños de Barbadillo de Herreros, siguiendo el cauce del Pedroso, se halló a finales del siglo XIX una veta de carbón que fue explotada para alimentar los hornos de esa localidad. Se localizaba en la margen izquierda del río, junto al barranco Rebollar (o arroyo Jarama, como lo conocemos por aquí) y la carretera (que en esa época no era más que un estrecho camino de tierra). Los trabajos de minería duraron unos pocos años, hasta principios del siglo XX, sin pasar su primera década. Y, ¿porqué terminaron? El nivel freático de esta zona es muy alto y, a base de cavar, la mina se acabó inundando y el pozo quedó anegado. ¿Podrían haber invertido en bombas para achicar el agua? Probablemente sí, pero entre que carbón era de tan baja calidad que no justificaba la inversión y que el negocio de ese ferrocarril se fue a pique en un suspiro, la mina desapareció.
A mediados del siglo XX aún quedaba un pequeño hoyo en el suelo en el que los chavales de Piedrahita se entretenían lanzando guijarros y oyendo como caían en el agua. Pero a día de hoy, la entrada de la mina la conoce muy poca gente y, debido a la maleza, no es fácil de encontrar. Por supuesto, se encuentra completamente cerrada.



Entrada de la mina entre matorrales.

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